7 de diciembre de 2014

Alimento estrella: el aceite de oliva

En España los olivos los trajeron los romanos, junto  con los cereales y la vid, siendo los musulmanes quienes mejoraron su producción. Fueron ellos los que introdujeron la técnica industrial de las almazaras.

El aceite de oliva contiene un 75% del ácido graso más equilibrado de la naturaleza: el ácido oleico. A un lado de su composición se encuentran las grasas saturadas de origen animal, cuyo exceso provoca serias alteraciones cardiovasculares, y por otro lado están  los ácidos grasos poliinsaturados, de origen marino (pescado azul)  y vegetal, con propiedades preventivas frente a las enfermedades cardiovasculares. Todos poseen similares calorías por gramo (9 Kcal/gramo).

"No hay que hacer un uso indiscriminado del aceite de oliva. Cualquier grasa en exceso ayuda a incrementar la grasa corporal. El secreto de la cultura mediterránea reside en su moderación y en su bioestilo."
 Recientes trabajos científicos demuestran que en la vida prolongada de los habitantes mediterráneos, colabora el uso moderado de aceite de oliva:

No afecta el colesterol bueno. Al contrario que los aceites poliinsaturados, es el único aceite que baja el colesterol total sin descender el HDL-colesterol, el "bueno". Tal vez lo aumenta ligeramente. 

Control de hipertensión. Tres cucharadas de aceite al día, utilizando una pauta de alimentación coherente, colaboran notoriamente en el control de la hipertensión inclusive utilizando grasas animales en la dieta. 

Efectiva en el descenso del colesterol. Una dieta rica en aceite de oliva  y rica en fibra, se muestra  efectiva en el descenso de colesterol, además de no descender el HDL-colesterol. 

Descenso de la glucosa. Demostrado en diabéticos tipo II y población normal.

Propiedades antioxidantes. Capaz de proteger el daño celular de los radicales agresivos de oxígeno libre. Ello significaría acción anticancerígena, mejor calidad de vida cerebral y efecto "anti-envejecimiento".

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